lunes, 30 de enero de 2012

PRÁCTICA 1: COMPETENCIA LINGÜÍSTICA, COMPETENCIA PRAGMÁTICA Y COMPETENCIA COMUNICATIVA

TEXTO DE CREACIÓN PROPIA

“Una clase de Sociales en Secundaria”

ALUMNO 1……….  Rubén
ALUMNO 2……….  Pablo
PROFESOR……….  Don Pedro
Rubén y Pablo son chicos españoles y Carlos Alberto es un chico colombiano. Se encuentran en clase de Sociales y acaban de hacer un examen.

ALUMNO 1.─(con tono burlón a otro alumno) Carlos Alberto… Carlos Alberto …
           
            PROFESOR.─ Rubén, ¡ya te vale!

            ALUMNO 1.─ Don Pedro, si no hago nada; solo estoy diciendo su nombre.

            PROFESOR.─ Pero, Rubén, no digas eso que ya nos conocemos.

            ALUMNO 2.─(dirigiéndose a Rubén haciendo referencia a un examen que acaban de realizar) Oye, eso de los eso, eso ¿qué era?

            PROFESOR.─ Pablo, ¿podrías hacer el favor de callarte?

            ALUMNO 2.─ ¡A sus órdenes mi capitán!

            PROFESOR.─ Bueno, señores, esto ya es el colmo. Así no podemos continuar. En clase hay que                 estar completamente en silencio y solo se puede hablar cuando se levante la mano.

            ALUMNO 2.─ Perdone, don Pedro, no se volverá a repetir.


COMENTARIO

            En lo que se refiere a la competencia lingüística podemos afirmar que la casi totalidad de las intervenciones son correctas desde el punto de vista gramatical, o sea desde la competencia lingüística. Solo encontramos una frase demasiado ambigua y que no sería aceptable. Me refiero a la oración: “Oye, eso de los eso, eso ¿qué era?” Demasiada ambigüedad si bien es verdad que se logra el propósito comunicativo ya que los dos alumnos (Rubén y Pablo) se entienden perfectamente. Pero encontramos demasiada palabra comodín (“eso”) que sería conveniente sustituir por otras. También alguno de esos “eso” (valga la redundancia) son elementos deícticos que apuntarían a  algo que está fuera del texto (alguna de las cuestiones que había que realizar en el examen) y ellos sobrentenderían con total normalidad al conocer la situación (competencia pragmática) en que se encuentran.

            Veamos ahora con más detenimiento cada una de las intervenciones por separado:

ALUMNO 1.─(con tono burlón a otro alumno) Carlos Alberto… Carlos Alberto …

            Esta frase la dice Rubén dirigiéndose, claro está, a Carlos Alberto. Desde el punto de vista lingüístico no hay nada que objetar. Pero desde el punto de vista pragmático queda claro que el propósito de Rubén (cosa que consigue) es burlarse de Carlos Alberto delante de toda la clase. La clase con su competencia pragmática “pilla” a la primera la intención de Rubén así que no se trata de una simple llamada, de una referencia al nombre designado por Carlos Alberto. Todos los allí presentes están en situación; y estar en situación en una clase de Secundaria es estar preparados para las bromas y demás cosas que pasan en un aula de adolescentes hoy en día. Y todo eso ¿por qué?, porque todos sabemos por nuestra competencia pragmática que ese nombre compuesto, ese antropónimo no es de aquí sino que es un nombre típico de países sudamericanos y por esa razón salta la broma en clase. O sea, que Rubén dice una cosa pero en el fondo quiere decir otra bien distinta (intención comunicativa).

PROFESOR.─ Rubén, ¡ya te vale!

            Esta otra frase dicha por el profesor, quizá no sea muy adecuada. Está claro que el profesor quiere recriminar la actitud de Rubén y para ello adopta su propio lenguaje demostrando su competencia comunicativa. El profesor quiere ganarse la confianza del muchacho para mejorar así su comportamiento. Pero quizá no debería ponerse a su nivel. Se trata de una frase hecha muy coloquial inadecuada, en principio, a un profesor. Pero puede servir si consigue su propósito comunicativo.

ALUMNO 1.─ Don Pedro, si no hago nada; solo estoy diciendo su nombre.

            Aquí el alumno que  “se ha metido” antes con un compañero de clase porque tiene un nombre que a los demás les hace mucha gracia intenta excusarse. Y digo intenta porque no lo consigue. Todos saben, como hemos comentado anteriormente, lo que ha hecho. Y todos saben también gracias a su competencia pragmática que “si no hago nada” es la típica frase que emplea un alumno al que el profesor le ha llamado la atención algo que provocará de nuevo la risa en clase porque continúa en plan “graciosillo” y el consabido “cabreo” del profesor. No obstante, demuestra una competencia pragmática de la lengua manifestando un tratamiento de respeto hacia el profesor al tratarle de “don”. Sigue, pues, unas normas que no son puramente lingüísticas, gramaticales sino unas normas de urbanidad o sin más de respeto quizá a unas normas establecidas en ese colegio respecto a la manera de tratar los alumnos a los profesores (competencia comunicativa).

PROFESOR.─ Pero, Rubén, no digas eso que ya nos conocemos.

            El profesor sin ser muy explícito y sin entrar en muchos detalles, algo que podía sentar mal a Rubén, le recrimina su actitud y toda la clase gracias a su competencia pragmática interpreta correctamente ese “nos conocemos”: naturalmente que alumno y profesor se conocen; lo que el profesor quiere decir es que le “ha pillado” su intención y no está de acuerdo con ese juego y no va a consentir que nadie ridiculice a un compañero. Por la misma razón, Rubén también conoce a su profesor y sabe que esa reprimenda no es inesperada por su experiencia, por el conocimiento que tiene acerca de su profesor. El “eso” se referiría a lo que ha dicho antes.

ALUMNO 2.─(dirigiéndose a Rubén haciendo referencia a un examen que acaban de realizar) Oye, eso de los eso, eso ¿qué era?

            Esta frase dicha por Pablo (el segundo alumno en intervenir) a Rubén aunque nos pueda extrañar por cómo está construida consigue su propósito comunicativo emisor y receptor (o sea Pablo y Rubénperfectamente. Se entienden perfectamente porque ellos comparten las circunstancias extralingüísticas que rodean al enunciado. Pablo le está preguntando por una de las preguntas o cuestiones del examen que acaban de realizar. Seguramente hablarán de una pregunta en la que cabían distintas posibilidades sobre un mismo tema. Hablan entre compañeros, aplican su competencia comunicativa y escogen un modo de hablar que se adapta a sus características sociales: dos jóvenes adolescentes que hablan sobre algo que en principio no va mucho con ellos; a ellos solo les interesa saber si han contestado bien o no. A eso es a lo que se refiere el “¿qué era?”.

PROFESOR.─ Pablo, ¿podrías hacer el favor de callarte?

            El profesor no formula una pregunta que necesite ser contestada; algo que se podía esperar desde el punto de vista lingüístico. En realidad, el profesor le está dando una orden de forma atenuada y cortés. El alumno gracias a su competencia pragmática así lo recibe; así capta la intención del emisor. Pablo se da cuenta de que ha actuado mal y eso conlleva la reprimenda del profesor. El profesor aplicando también su competencia comunicativa utiliza una fórmula adecuada para llamar la atención al alumno sin que este se pueda sentir mal ya que están delante de toda la clase. Son actos de habla indirectos, formulaciones oracionales que, en realidad, no son tales: esta oración formalmente es una interrogativa pero equivale a una petición a una oración imperativa.

ALUMNO 2.─ ¡A sus órdenes mi capitán!

            Pablo ha captado la intención de su profesor; de hecho dice la palabra “órdenes” pero hace mal pronunciando esa frase. No porque está mal desde el punto de vista lingüístico sino porque no es adecuada a la situación en la que se encuentran. Esa frase es más propia de un ámbito militar y Pablo lo sabe. Así que si la emplea ahora es para mofarse del profesor. En este caso no demuestra tener una competencia comunicativa porque no puede responder a un profesor de esas maneras y más después de haberle llamado antes la atención a otro compañero. No es oportuna que diríamos porque va ir en contra de su propio beneficio.

PROFESOR.─ Bueno, señores, esto ya es el colmo. Así no podemos continuar. En clase hay que estar completamente en silencio y solo se puede hablar cuando se levante la mano.

            El profesor contraataca de nuevo, pero en esta ocasión de forma más airada ya que su enfado va a más. Los alumnos gracias a su competencia comunicativa así lo perciben. El profesor, por otro lado, y siempre con mucha prudencia se adapta a la situación social en la que se encuentran (competencia comunicativa), ámbito escolar, y selecciona un registro ya más culto que el que había empleado antes porque la situación así lo requiere. Ese “señores” es una manera de captar su atención tratándolos como si en realidad lo fueran. Y cuando dice “Así no podemos continuar” ese podemos aunque es primera persona no le incluye a él y los alumnos lo captan gracias a su competencia pragmática. Es una manera que tiene el emisor de ganarse la voluntad de sus alumnos diluyendo culpas con el empleo de la primera persona del plural. Ellos, los alumnos saben que ellos son los únicos responsables de esa situación que se ha creado en clase y a ellos les corresponde mejorar. En ese mismo sentido el profesor sigue hablando empleando unas fórmulas impersonales “hay que estar en silencio”, “solo se puede hablar” como si no fuera con ellos; cosa que sí saben, gracias a su competencia pragmática.

ALUMNO 2.─ Perdone, don Pedro, no se volverá a repetir.
           
            Ahora sí que Pablo está demostrando tener una competencia pragmática y comunicativa. Se muestra respetuoso con su profesor y emplea un registro que está a la altura de sus circunstancias. Se ha dado cuenta de que ha actuado mal y lo reconoce. Emplea un lenguaje adecuado a la situación social en la que se hallan los interlocutores, al emisor y al momento en el que se encuentran. Así, emplea un lenguaje no solo correcto (competencia lingüística) sino al mismo tiempo respetuoso: el “usted”  de “Perdone” y el “don” (competencia pragmática y comunicativa).


            En líneas generales, es un texto que demuestra la competencia pragmática y comunicativa de los hablantes. Lo único que se podía achacar, pero son cosas de la edad, todavía son muy jóvenes para fijarse en ello es que cuando un alumno interrumpe una clase con la intención (según él) de preguntar algo a otro compañero sin que le dé permiso el profesor lo que consigue es detener la clase, parar la explicación del profesor, enfadar al profesor y, por consiguiente, puede que algo más como ganarse un castigo.  Lo mismo pasa con las bromas en clase. Esto es algo que con el paso del tiempo tendrá que ir viendo el alumno y de ese modo su competencia pragmática estará más desarrollada. Por otro lado, observamos también la competencia pragmática de los hablantes en el principio de cooperación que siguen en el texto respetando los turnos de habla.

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